Bera Bera

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En Bera Bera el rugby se aprende desde abajo, en el mejor sentido: jugando, riendo, descubriendo. Nuestra escuela —con las categorías sub10, sub12 y sub14— es el primer paso para decenas de niños y niñas que cada semana llenan de energía el campo de Puio. Aquí el objetivo no es ganar partidos, sino aprender valores, crecer como personas y disfrutar del juego.

“Lo que más me gusta de estar cerca de los más pequeños es ver cómo se divierten —explica Gonzalo ‘Lalo’ Alonso, Responsable de la Rugby Eskola del club—. Ver cómo disfrutan con los juegos, con el balón, en el vestuario o en el autobús… y poder compartir con ellos su progresión, como personas y como deportistas”.

Esa mezcla de aprendizaje y diversión define la esencia del proyecto. En Puio, los domingos por la mañana son sinónimo de energía, risas, esfuerzo y compañerismo. Las categorías de la escuela son la base de todo el trabajo del club, el lugar donde se siembra el futuro del rugby donostiarra.

Aprender jugando, crecer en equipo

En la escuela del Bera Bera, las normas y los entrenamientos están pensados para que el aprendizaje sea progresivo y seguro. Cada edad tiene su propio ritmo y su manera de entender el juego.

“Las reglas están adaptadas a las diferentes edades, empezando por el balón, que cambia de tamaño según la categoría”, detalla Lalo. “En sub10 no hay melés, ni touches, ni juego al pie. En sub12 ya empezamos a trabajar esos conceptos técnicos, y en sub14 el rugby es casi igual al de los mayores”.

El objetivo es que cada paso llegue cuando el niño o niña está preparado. “La seguridad es clave en un deporte de contacto”, subraya. “Antes de aprender a placar, hay que aprender a caer. La seguridad de los jugadores y jugadoras, y también de los contrarios, es muy importante. Por eso incidimos tanto en los aspectos técnicos del placaje o del ruck. No se trata solo de hacerlo bien, sino de hacerlo con respeto”.

Las diferencias entre jugadores también son parte del día a día. “Los y las deportistas maduran de forma muy distinta. Hay chicos que están poco desarrollados físicamente y chicas que da gusto ver cómo corren, saltan o se coordinan”, comenta. “También hay quienes maduran más despacio a nivel psicológico, y eso influye mucho. Por eso siempre hay que tener un plan de trabajo, pero también saber adaptarlo. La función de quienes trabajamos en la Escuela es ayudarles a madurar, como personas y como deportistas”.

Más que rugby: valores que quedan para siempre

En la escuela del Bera Bera, el rugby es mucho más que un deporte. Es una forma de educar. Los valores que se trabajan semana a semana son los mismos que definen a toda la sección: respeto, trabajo en equipo, humildad, solidaridad y compromiso.

“Respetar es fundamental”, recalca Lalo. “Y no solo al rival o al árbitro, también a los compañeros y compañeras, a los entrenadores, a la gente que trabaja en las instalaciones o incluso al chófer del autobús. Todo forma parte de nuestra manera de entender el rugby”.

Los niños y niñas aprenden que diversión y esfuerzo van de la mano. “El juego es diversión, pero para jugar hay que entrenar y hay que esforzarse. Aprenden que ganar no siempre es lo más importante y que los que juegan contigo probablemente serán tus amigos toda la vida”.

Por eso, el mensaje a las familias que todavía no conocen el rugby es claro: “Les diría que hablen con los padres y madres de nuestros jugadores, que vengan un día, que prueben, y que olviden los prejuicios. Cuando vean el ambiente que se vive, seguro que se quedan”.

Jornadas, torneos y ambiente de club

El aprendizaje no se queda solo en Puio. A lo largo de la temporada, la escuela participa en jornadas organizadas por la Federación Gipuzkoana, encuentros en los que se enfrentan, comparten y disfrutan con niños y niñas de otros clubes.

“Estas jornadas son muy importantes para el crecimiento deportivo y personal de la chavalada”, cuenta Lalo. “Allí se juega, se conoce a otros equipos, se aprende a ganar y a perder, a respetar a los árbitros… Son imprescindibles, pero siempre teniendo claro cuál es el objetivo: que los jugadores y jugadoras se diviertan. Ganar sea como sea no es sinónimo de disfrutar”.

El ambiente que se genera esos días, tanto en los torneos como en los entrenamientos de los domingos, es uno de los mayores orgullos de la escuela. “En Puio hay muy buen ambiente”, dice Lalo con una sonrisa. “Los chicos y chicas vienen con ganas, los padres y madres comparten el rato, ayudan, disfrutan. Es bonito ver cómo se ha creado una comunidad alrededor del rugby”.

Y es que las familias son parte esencial del proyecto. “Sin ellas no sería posible hablar de la Escuela. Estoy muy agradecido a todos los padres y madres que siempre están dispuestos a ayudar: haciendo bocadillos para los terceros tiempos, dando sugerencias para mejorar o acompañando en los desplazamientos. Son una de las patas fundamentales de todo esto”.

El futuro del rugby se construye aquí

Cada domingo, en Puio, se respira el espíritu del rugby: esfuerzo, respeto y amistad.
La escuela del Bera Bera no es solo el lugar donde nacen los futuros jugadores y jugadoras del club, sino también el espacio donde se aprende lo más importante: jugar en equipo y disfrutar del camino.

Lalo lo resume con sencillez: “A quienes no nos conocen, solo les diría que vengan un día. Que vean a las familias disfrutar y a los niños y niñas jugar. Y seguro que se quedan con nosotros”.

Cada entrenamiento, cada jornada y cada tercer tiempo forman parte de una experiencia que va mucho más allá del deporte. Si quieres que tus hijos o hijas aprendan valores jugando, te esperamos en Puio.

Porque en Bera Bera, el rugby se vive desde el primer pase.

Laguntzaileak / Colaboradores

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